Aprovechando la visita a Austin, capital del estado de Texas, Estados Unidos, gracias a la beca de Google y el Centro Knight, pude conocer cómo es su realidad en relación a la inclusión y accesibilidad para personas con discapacidad. En pocas palabras: todo es diferente.
Antes de partir varias personas me dijeron que no tendría problemas, que no me preocupara porque allá es diferente que en Chile. Claro, por un lado lo creía, pero por otro pensé que lo hacían para calmarme ya que era mi primer viaje sola fuera del país.
Una vez allá me di cuenta que sí, todo era diferente, pero NO me trataban diferente. Los lugares son concebidos como inclusivos, desde su inicio, y las personas tenían un trato normal, sin tantas miradas extrañas, me veían como un igual. Además, me permitían ciertas cosas a mi favor, como no sacarme los zapatos en la revisión del aeropuerto.
Dentro de las tantas cosas que me llamaron la atención, está semáforo con indicador por voz para cruzar la calle, es decir, el típico botón para cruzar la calle sí funciona y es inclusivo. Cómo era: cuando estaba en rojo para el peatón se apretaba el botón, dice espere y se escucha un “bip…bip” avisando que no puedes pasar. Luego se pone en verde y deja de sonar, pero cuando quedan pocos segundos para cruzar, comienza un conteo regresivo (tipo 3, 2, 1) para que te apures. Claro, no estaba en todas las esquinas, pero lo vi en varias partes de Austin y aquí les dejo un video de su funcionamiento.
Otra cosa que vi es que el Closed Caption sí funciona en la TV y muchos programas lo tienen incorporado, desde las noticias, series, películas, comerciales hasta las transmisiones deportivas. Además, opera de maravillas, no aparecen palabras cortadas, con caracteres extraños o frases incompletas. Varias veces me sirvió como apoyo para entender bien lo que decían.
Si hasta el transporte urbano tiene servicios especiales para personas con discapacidad. Se puede solicitar por teléfono y va un vehículo adaptado para subir sillas de ruedas. Es un servicio limitado, solo en ciertos horarios, pero es una gran ayuda para quienes van a trabajar o estudiar.
Para que decir los buses tradicionales (nuestras micros), son accesibles y lo más importante, los choferes respetan a las personas con discapacidad. En uno de mis paseos, me tocó ver como dos personas ciegas acompañadas por sus perros de asistencia se bajaban de un bus. El chofer esperó que todos –las personas y sus perros- estuvieran en la vereda para cerrar las puertas y partir.
Finalmente, cuando ya venía de vuelta a Chile, tenía que pasar por Dallas porque allí tomaba el vuelo a Santiago. Su aeropuerto es gigante y tiene un tranvía para trasladarse entre puertas. Mientras iba en el vagón, vi como dos personas dudaron si sentarse o no en los asientos señalados para pasajeros con “necesidades especiales”. El vagón iba casi vacío y aun así ellos lo pensaron, finalmente se sentaron pero tenían cara de hacer algo malo.
Tal vez esa es la diferencia más importante, el respeto. Allá las personas respetan más al del lado y saben que todos somos diferentes. Tendré que seguir viajando para ver qué pasa en el resto del mundo.
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