Ir a la Biblioteca Pública de Seattle fue todo un descubrimiento. Fui hasta allá porque es uno de lugares ícono de la ciudad, pero nunca sospeché que iba a encontrar tantas cosas interesantes que compartir.
El recorrido comenzó siendo aleatorio, viendo la sección de libros en diferentes idiomas del primer piso, pero sin querer di con la oficina de Programa de Acceso Igualitario a la Librería (LEAP por sus siglas en inglés) donde conocí a su encargada, Cleo Brooks, quien amablemente dedicó parte de su tiempo para explicarme sobre el funcionamiento de esta iniciativa.
Cleo me contó que LEAP se encarga de velar por la aplicación de la Acta de Americanos con Discapacidad (ADA por sus siglas en inglés) en la Biblioteca, siendo su objetivo ofrecer acceso igualitario a las instalaciones de las biblioteca, recursos informativos adaptados, computadores con la tecnología necesaria, entre otras herramientas y servicios especialmente destinados para las personas con discapacidad.
La oficina de Cleo está ubicada en la sala donde se encuentran los computadores adaptados para personas con discapacidad visual, principalmente, con teclados grandes y ampliadores de texto. Además, cuentan con una impresora Braille y diferente información de las actividades que realizan en la Biblioteca para las personas con discapacidad, así como también otras organizaciones.
Justo en el momento que conversaba con Cleo, llegó un joven sordociego y fue interesante ver su alto nivel de autonomía y, sobre todo, como conversaba con Cleo en lengua de señas táctil.
Además, Cleo me comentó sobre algunas actividades que realizan, como grupos de lectura para personas con baja visión o grupos de lectura en lengua de señas americana, ambos se reúnen una vez al mes y tiene los libros establecidos para comentar. Además, tienen actividades de cuentacuentos en lengua de señas con intérprete para niños y niñas oyentes.
Tras conversar con Cleo, fui a recorrer los 10 pisos de la Biblioteca, obviamente todos accesibles, y fue ahí cuando me encontré como en las salas de lectura hay espacios reservados para personas en silla de ruedas, porque no tienen sillas y sólo está la mesa, y que en la sección de mapas hay un gran globo terráqueo con relieve.
También está la sección de audiolibros. Este es un punto aparte, porque en Estados Unidos se da mucho el tema de los audiolibros, incluso en los Grammys entregan premios al mejor audiolibro del año y hay audiolibros con voces de reconocidos actores. Existe una cultura diferente en este tema, por eso hay una sala con varias estanterías llenas de audiolibros para préstamo. No sólo hay clásicos, hay libros de todo tipo y son prestados a todas las personas, no sólo de uso exclusivo para personas con discapacidad.
Así, sin querer, la Biblioteca Pública de Seattle se convirtió en un paseo reconfortante, es de esos lugares que sabes que hay personas que han dedicado su vida a la inclusión, como Cleo, quien lleva muchos años preocupada por este tema allí. Daban ganas de quedarse mucho tiempo más, para seguir aprendiendo y conociendo su trabajo. Una visita para recordar por siempre.