Historias de padres y madres sobre la búsqueda de una educación inclusiva para sus hijos e hijas con discapacidad son la motivación para escribir esta lista de consejos, en base a la experiencia vivida con mi madre para lograr mi educación.
Estimados padres y madres,
Muchos de ustedes están buscando un colegio para la educación de sus hijos e hijas con discapacidad, motivo por el cual me han escrito solicitando ayuda y orientación para encontrar la apreciada inclusión educativa.
Para mí, como realizadora de Integrados Chile, sería un placer poder decirles cuál es colegio o escuela con plan de inclusión más cercano a sus hogares o que cumple con los requisitos que necesitan sus hijos e hijas. Sin embargo, no puedo ayudarlos uno por uno.
Sus mensajes son muy importantes, al ver en sus palabras que este sitio web es un canal de información que ustedes aprecian, y a la vez me recuerdan todo lo que vivimos con mi mamá para conseguir mi inclusión educativa. Por ello, les comparto siete consejos para ustedes, que están pasando por lo mismo que nosotras vivimos hace muchos años.
Quizás no sean ciencia pura, pero sí son ciencia de lo cotidiano y la experiencia que podemos traspasar para que una nueva familia logre la inclusión de sus hijos.
1.- Ir siempre con la verdad por delante. Cuando se busque un colegio, los futuros apoderados deben contar la situación que vive su hijo o hija, su discapacidad, sus tratamientos y necesidades especiales, dando un panorama completo de los apoyos que necesitan y de las capacidades que tienen su hijo o hija.
2.- Velar por una educación inclusiva en todo momento. Ser aceptado en un colegio es el primer paso para la inclusión educativa, porque luego los padres y madres deben preocuparse de cómo se expresa la inclusión en el colegio. Donde al niño o niña se le exija de acuerdo a sus capacidades y no se le trate de una manera “especial”, dejándolo aislado en trabajos o con tareas especiales, o no participe en actividades extras y los recreos.
3.- Apoyo constante de la familia. Estar preocupados de brindar un apoyo constante a su hijo o hija en todo el proceso educativo, sin caer en una sobreprotección ni abandono. Este es el momento cuando el niño o niña aprende a desarrollarse de forma autónoma e independiente, pero para ello necesita de a su apoyo y respaldo. Usted es quien le traspasa la confianza para ser una persona autovalente, más allá de la discapacidad.
4.- No sobreexigir a su hijo o hija. Cada padre o madre conoce las capacidades de sus hijos e hijas con discapacidad. La exigencia debe ser en la medida de sus capacidades y rendimiento. Tampoco subvalorar las capacidades de sus hijos o hijas.
5.- Comunicación con el colegio. La única forma de tener la certeza sobre cómo es la situación que vive su hijo o hija en el colegio es asistir a las reuniones y mantener una comunicación fluida con los profesores.
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6.- En caso de discriminación ir directamente a conversar con el profesor y buscar juntos una solución. Si no se encuentra, hablar con los profesionales especialistas con que cuente el colegio (psicopedagogos, jefe técnico) o, si es necesario, con la dirección. De no encontrar una solución en el colegio, dirigirse a la Seremi de Educación de su región o la Superintendencia de Educación y denuncie.
7.- Evitar resolver casos de discriminación entre apoderados. Esto es una cuestión de experiencia, cuando apoderados intentan resolver problemas de sus hijos entre ellos, puede ser peor el remedio que la enfermedad. Puede generar otros conflictos y empeorar la situación. Siempre seguir la recomendación del punto 6.
Bonus.- Nunca rendirse. Si un papá o mamá no encuentra un colegio para su hijo o hija con discapacidad o su hijo o hija con discapacidad vive una discriminación, debe seguir luchando por conseguir su inclusión. Existen organismos de gobierno (Ministerio de Educación, Secretaría Regional de Educación, Departamentos Provinciales de Educación, Corporaciones Municipales de Educación y, por sobre todo, Superintendencia de Educación) que velan por la inclusión educativa y la no discriminación, ellos deben guiar su actuar. Hay que tocar todas las puertas posibles, porque es la única manera de hacerse oír y generar acciones concretar para establecer la inclusión educativa.
Cada padre y madre de un niño, niña o joven con discapacidad es un agente de cambio, que con sus acciones por lograr la inclusión educativa de su hijo o hija aporta en la generación de un cambio cultural en la sociedad. La experiencia que vivimos con mi mamá fue compleja, tuvo sus momentos complicados, así como sus momentos felices, pero por sobre todo hay algo que nadie nos podrá quitar ni tampoco les podrá quitar a ustedes: la educación.